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Un pretexto para hacer memoria

  • Isabella Carvajal (Periodico Contexto)
  • 7 nov 2018
  • 5 Min. de lectura

El proyecto que en un principio se concibió como un ejercicio de aula, visualizado a corto plazo, se ha convertido ahora en un medio pionero dentro de su región. La revista Un Pretexto no sólo ha servido como un medio de expresión y práctica para los estudiantes de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de Boyacá; sino que también ha sido un vehículo para gestar procesos educativos y para generar memoria y arraigo a la cultura boyacense.

La revista Un Pretexto surgió en el 2012 en la Universidad de Boyacá como un proyecto de la clase de redacción periodística y literaria, la cual es orientada por Libia Carolina Pinzón, quien además es la directora y editora de la revista. Con un equipo pequeño a su disposición, Libia comenzó a liderar el proyecto; “me asignaron un estudiante practicante, porque el chico era muy bueno diagramando, entonces el me ayudaba con todo lo que era la diagramación, incluso la ilustración y todo el montaje de la revista digital para llevarla a imprimir, también me asignaron una profesora como asistente editorial, para la corrección de estilo”. Ese pequeño equipo de 3 ha sido muy cambiante, como la misma Libia Pinzón expresa, a veces tiene la ayuda y otras veces no, “la que siempre ha estado ahí con la revista he sido yo, soy la más fija; pero no tengo equipo”.

La primera edición de la revista fue financiada con el dinero de los mismos estudiantes del curso, quienes en su deseo de hacer periodismo universitario, superaron la falta de apoyo que ofreció la universidad y sacaron a flote la primera revista con 500 ejemplares. Tras el buen recibimiento, la universidad los empezó a apoyar; y ahora ya van en camino de publicar la novena edición.

El equipo de la revista se convierte entonces en el grupo de estudiantes que cursen la materia en tercer semestre, ellos mismos se encargan de la investigación, la reportería, la redacción e incluso, en muchas ocasiones, la diagramación y la ilustración de las crónicas. Libia Pinzón comenta que, al ser estudiantes de tercer semestre, a veces no logran el mejor nivel: “son historias que están flojas en reportería, en redacción o que se quedaron en la mitad de la investigación”; es por esto que la publicación de la revista, que es una anual, no tiene un mes específico ya definido. Precisamente, en aras de mejorar el nivel de las crónicas, la revista acepta otros autores por fuera de los estudiantes del curso, como los son los estudiantes de noveno semestre de la Universidad de Boyacá que realicen crónica como parte de su trabajo de grado, estudiantes de intercambio e incluso, profesores.

Libia no limita a sus “plumas” en la elección de la historia que quieren contar; pero siempre se sigue la línea básica de que sea una historia que permita representar a la cultura de Boyacá; sus personas, sus lugares, sus costumbres, etc. “El propósito es documentar la región; nadie ama lo que no conoce. Cuando a ti te cuentan cómo es tu región con cifras, con números o con datos estadísticos, a ti te interesa en el momento y luego se te olvida; pero si te cuentan qué es lo que hacen los habitantes de un sector, qué los representa, qué los significa, cuáles son sus relatos y tu encuentras eso contado por las mismas voces de esos sujetos, a ti eso te va generando contexto, te va generando memoria y una sensación de arraigo por ese lugar”. En Tunja convergen personas de tres departamentos: Boyacá, Santander y Casanare, y, según Libia, esta población flotante ha hecho que muchos lugares, circunstancias y personajes insignias de la región pasen desapercibidos. En ese problema la revista encuentra su principal motivación: generar memoria y ayudar a crearla.

Además de generar memoria, la revista ha logrado iniciar proyectos educativos en diferentes sentidos, que se han propiciado para generar cultura en los habitantes de la ciudad. Uno de ellos es un proyecto llamado “narrativas de la comunidad LGTB para generar tolerancia en Tunja; con el que se busca contar historias de las personas pertenecientes a la casa Todaos Boyacá- donde se agremia la comunidad-, para que a través de ellas logren acercarse y sensibilizar a la población sobre la importancia y la urgencia de una cultura incluyente. “El proyecto permitió generar conciencia, tolerancia y respeto. Ha sido muy interesante porque hemos tenido la participación de heterosexuales que dicen “yo tenía reservas frente a ellos, pero conociendo los textos ha cambiado mi perspectiva” explica Libia Pinzón.

La revista ha servido también como material didáctico y educativo en instituciones de la región, como son la UPTC (Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia) y algunas escuelas de la zona. En la UPTC ha sido material de consulta en la formación de los licenciados, y en las escuelas del departamento, se ha convertido en una herramienta para mejorar la competencia lectoescritural de los estudiantes, “cuando pasa eso nos han contactado para que dictemos talleres de crónica en las escuelas” destaca Pinzón.

La apuesta de la revista Un Pretexto se destaca por ser innovadora dentro de su departamento, pues como resalta Libia Pinzón, no existen más medios de ese talante en Boyacá: “La UPTC tiene revista científica y tiene revista de literatura pura, pero no tiene revistas de crónicas. Lo mismo las entidades gubernamentales. De hecho, la página web de las Juventudes Boyacenses nos pidió información para la página, no solo porque la escriben jóvenes sino porque hay historias de jóvenes. La historia de uno puede ser la historia de muchos”.

Para Pinzón, la gran debilidad de la revista radica en el proceso de diagramación; pues no tienen a su disposición a alguna persona que les ayude de forma permanente. Es por esto que cada revista tiene un diseño totalmente diferente a la anterior. Sin embargo, “eso no es algo que inquiete a la decanatura” asevera Pinzón, quien además considera que la universidad, y en general todas las universidades, están atravesando por una crisis en la pedagogía a raíz del gran afán por la acreditación: “la moda de la acreditación, ha dañado todos los procesos pedagógicos (...), ahora la decanatura se interesa menos en el contenido y la forma de la revista, lo importante es que esté ahí para mostrarse, pero la profundidad del ejercicio pedagógico sí me preocupa”.

A futuro, se espera que la revista encuentre un equipo estable; en palabras de Libia Pinzón, “lo urgente es un relevo generacional, que alguien adopte la revista y que esa persona que llegue tenga un grupo real y estable, para poder darle más fuerza”. Aún queda mucho por contar, mucha cultura por retratar y un deseo latente de ampliar la perspectiva que se tiene en el país sobre el departamento de Boyacá. “Mucha gente no sabe ni siquiera que existe Boyacá, en las ciudades nos ven como un terruñito bonito, medio romántico, con ruanita y sombrerito; y esa imagen tan burlesca, ese boyacensismo ridículo, le ha hecho daño al departamento. Nosotros sabemos nuestros orígenes, pero eso no es lo único” manifiesta Pinzón.

Los logros de la revista apenas comienzan, más que el reconocimiento, la cadena con la que han conseguido gestar proyectos educativos es una de las mayores satisfacciones de Libia Pinzón como directora y editora. Seguir en esa línea es el propósito; desde el periodismo universitario continuar difundiendo y concientizando sobre la región y sus habitantes, para empezar por generar sentido de pertenencia en los boyacenses y después

dar a conocer a todo el país la riqueza de la gente y los lugares de Boyacá. Pinzón asegura que “los estereotipos y el desconocimiento que se tiene en otros lugares del país, lo podemos empezar a cambiar desde la revista, y en un futuro seguro dará más frutos”.


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